En el dia de las madres, un selecto grupo de poemas para las que aun viven, una lagrima y una flor por las que ya no nos acompañan.
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Madre, madre,
tu me besas..
pero, yo te beso mas..
Como el agua en
los cristales
son mis besos
en tu faz..
Te he besado
tanto, tanto..
que de mi
cubierta estas
y el enjambre
de mis besos
no te deja
ya mirar..
Si la abeja se
entra al lirio,
no se siente
su aletear..
Cuando tú al
hijito escondes
no se le oye
respirar..
Yo te miro, yo te miro
sin cansarme
de mirar..
y que lindo niño veo
a tus ojos asomar..
El estanque
copia todo
lo que tu
mirando estas..
pero tu en los
ojos copias
a tu niño y
nada mas..
Los ojitos
que me diste
ya los tengo
que gastar
en seguirte por
los valles
por el cielo y
por el mar...
Gabriela Mistral
Madre, yo te hablo en nombre
del hijo que has perdido,
deja que te venere
con voz estremecida,
que acaso yo pudiera
ser aquel ser querido
al que le diste el mudo
milagro de tu vida.
Deja que deposite con
mi fervor inmenso
sobre tu frente amada
el beso inmaculado,
aquel beso de nieve
que se quedo suspensoentre los labios fríos
del hijo idolatrado.
Y deja que en la triste
soledad que te apena
ponga mi pecho amante
la luz de una alegría,
una sola que sea
piadosamente buena.
Déjame que te llame
Querida Madre Mía!
Ma. Emilia Peña Castellanos
MI VIEJITA BLANCA EN CANAS
A pesar de tantos
años transcurridos
llevo en mi, este dolor
que aun me mata..
Al saber que al
alejarme de mi casa,
deje atrás a mis
seres queridos..
Un hogar que estaba
lleno de cariño,
con su reina mi
viejita blanca en canas..
2Que cuidaba con amor
y con sus mimos,
a mi mismo, a mi padre
y a mi hermana..
Ya no tengo laesperanza de que
vuelvan, esos días
tan felices que se
han ido..
Pero siempre vivirán
en mi memoria
mientras viva, yo los
llevare conmigo..
A pesar que nos
separa la distancia,
a pesar que ya no
estamos tan unidos..
Esa reina, mi viejita
blanca en canas,
no habrá nadie quien
ocupe su cariño!...
Tony Pereyra
El rosario de mi madre
De los recuerdos de tu herencia triste,
solo conservo, ¡oh madre!, tu rosario,
sus cuentas me parecen el calvario
que en tu vida de penas recorriste. Donde los dedos al rezar pusiste,
como quien reza a Dios ante el santuario,
en mis horas de enfermo solitario
voy poniendo los besos que me diste. Sus cristales prismáticos y oscuros,
collar de cuentas, y de besos puros,
me forman al dormir, circulo bello. Y de mi humilde lecho entre el abrigo
me parece que duermes tú conmigo
con los brazos, echados a mi cuello.