La OTAN bombardeó el emisor de la TV nacional libia
en Trípoli, el día 27 de Junio justo un minuto antes de la intervención de
Tierry Meyssant y de un equipo de la red Voltaire impidiendo su emisión.
Unos días antes habían bombardeado la Casa de la
Moneda libia, que imprime dinares y las universidades, objetivos también
claramente civiles. A un ritmo de 120 bombardeos al día durante 100
días la OTAN afirma que está ganando. Tierry describe en su
primer informe sobre el terreno una visión de la realidad Libia que contradice
la versión que los medios de desinformación están dando. En particular informa
de que Gadaffi está armando al pueblo y ha repartido 2 millones de fusiles
automáticos de asalto incluso entre las mujeres. Los libios no se han sublevado
contra el «régimen», sino al contrario muchos opositores de Gadaffi ahora le
apoyan.
Los testimonios sobre el
terreno de hechos concretos son importantes para entender lo que está pasando.
En su último artículo Tierry relata el asesinato de familiares de dirigentes
libios con 8 misiles, de 900 kilogramos cada uno que se dirigieron exactamente
a sus lugares de residencia y no pueden calificarse de errores ni de daños
colaterales.
El asesinato deliberado de
civiles revela la hipocresía de los supuestos objetivos de la guerra: proteger
a los «civiles» y de las mentiras difundidas por la OTAN ya
que «no existen pruebas de que las Fuerzas Aéreas libias hayan
bombardeado ciudades “rebeldes” enteras».
En
el bombardeo de la Universidad Al Fateh, que relata durante su visita la
congresista Cynthia McKinney no hubo víctimas. No así en el bombardeo por la
OTAN de la Universidad Nasser de Trípoli como demuestran las impresionantes
fotos de Mohammed Al-Alam, estudiante de esa universidad.
El artículo de Michel Chossudovsky esta escrito
tras los primeros bombardeos. Revela que desde el comienzo se produjo el
bombardeo de civiles con la habitual desinformación de los medios occidentales.
Recuerda los hechos que se produjeron en Yugoslavia
donde demostradamente la mayoría de los objetivos eran civiles. Igual
que en Irak y Afganistán no se trata de daños colaterales. Hechos
que no tienes que olvidar cuando oigas las mentiras sobre este nuevo
"bombardeo humanitario" o del próximo...
El Viernes 1 de julio de
2011, el Ministerio de Salud hizo público un informe
donde se documenta que durante los primeros 100 días de ataques de la OTAN
contra civiles 6.121 fueron muertos o heridos: 3.093 hombres fueron heridos y
668 muertos. Las mujeres muertas son 260 y 1.318 heridas.
Los
niños muertos son 141 y 641 heridos. http://www.counterpunch.org/lamb07012011.html
Ese mismo día 1,7 millones de personas se
reunieron en masa en Trípoli, en la plaza verde y sus alrededores. Denunciaron
la agresión de la OTAN, con eslóganes como "Por nuestra alma,
nuestra sangre, defender a nuestro país!" o " Trípoli será su tumba!
" y este último no es una fanfarronada ya que muchos estaban
armados. Pero los libios decidieron hacer de este evento una celebración con
fuegos artificiales que duró toda la noche.
Oponiendo su deseo de paz y su coraje al belicismo
occidental, la fiesta fue «ofrecida a la Alianza Atlántica como un
signo de la paz, un espectáculo desconcertante que los soldados occidentales
podían ver en sus navíos de desembarco» (1er juillet 2011 :
manifestation monstre à Trípoli. Réseau Voltaire. 2 juillet 2011 http://www.voltairenet.org/1er-juillet-2011-manifestation
Los periodistas
occidentales no asistieron «porque temen algún peligro potencial o
porque sus oficinas en EE.UU. sugieren que no vayan, a fin de no legitimar la
reunión» como informó sobre el terreno Franklin Lamb.
Este periodista ha descrito el plan de defensa
organizado casa por casa, calle por calle, que incluye todas las armas
disponibles repartidas a toda la población y también entrenamiento para atender
a los afectados por los bombardeos. «Pero aparte de prepararse para la
defensa armada de sus familias, hogares y vecinos, estos equipos vecinales de
defensa civil voluntaria me explicaron lo que involucra su principal trabajo.
Cuando un área es bombardeada, ayudan rápidamente a los residentes a salir de
su edificio bombardeado, obtienen ayuda médica en el lugar para los que la
necesitan, ayudan a las familias a asegurar a los niños que todo va bien, toman
notas de reparaciones requeridas, suministran abrigo temporal en la cercanía si
es necesario».
(Los libios se
preparan para los soldados de la OTAN. Cuenta atrás para la invasión. Franklin
Lamb. CounterPunch. Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens.
Otra persona que esta
actualmente en Tripoli es Mahdi Darius Nazemroaya, especialista en temas de
Medio Oriente y Asia Central del Centro de Investigación sobre Globalización
Global Research al que nos referimos frecuentemente en nuestros boletines ya
que es una excelente fuente de contrainformación.
Nazemroaya, confirma que la OTAN ha violado las
leyes internacionales por realizar "ataques contra estructuras
civiles, hospitales, casas de civiles y hoteles" en varias partes
de Libia.
Ha declarado a Press TV que
se están llevando a cabo varias misiones internacionales en Libia para recoger
pruebas sobre los crímenes de guerra de la OTAN, incluyendo el uso de uranio
empobrecido.
Bajo las bombas Tripoli no claudica
Thierry Meyssan

Foto: Tierry Meyssan.
Un grupo internacional de investigadores de la Red Voltaire se encuentra actualmente en Libia. Sus miembros han visitado las zonas bombardeadas. A pesar de las condiciones de guerra existentes en el país, los investigadores de la Red Voltaire han tenido también la oportunidad de reunirse con dirigentes políticos y responsables de la seguridad de la nación. Sus impresiones son diametralmente opuestas a las imágenes que divulga la prensa occidental. Thierry Meyssan ofrece sus primeras observaciones desde Trípoli.

El dormitorio de Muammar Gadafi, bombardeado por la OTAN. Las bombas de la alianza atlántica destruyeron también otras dos habitaciones del mismo edificio, las de su hijo y sus nietos, quienes murieron en el ataque. El Guía no se hallaba en lugar
© Red Voltaire
© Red Voltaire
En
su centésimo día de bombardeos contra la Libia, la OTAN vuelve a
anunciar su inminente éxito. Pero sigue sin definir claramente cuáles son los
objetivos de esta guerra y se ignora, por lo tanto, en qué consistirá ese
éxito. Simultáneamente, la Corte Penal Internacional anuncia que el
Guía Muammar Gadafi, su hijo Saif al-Islam y el jefe de sus servicios de
inteligencia interior, Abdallah al-Senussi han sido acusados de «crímenes
contra la humanidad».
Si nos atenemos a la resolución 1973 del Consejo de Seguridad, la llamada coalición de Estados voluntarios estaría tratando de instaurar una zona de exclusión aérea para impedir que las tropas del tirano asesinen a su propio pueblo. Sin embargo, los informes iniciales que afirmaban que la fuerza aérea libia estaba bombardeando ciudades que se habían sublevado contra el poder de Trípoli nunca han sido confirmados, a pesar de que la Corte Penal Internacional los considera dignos de crédito. Lo que sí es cierto es que las acciones de la OTAN han ido mucho más allá del establecimiento de una zona de exclusión aérea y se han convertido en una campaña de destrucción sistemática contra las fuerzas armadas nacionales y todas sus unidades aéreas, terrestres y marítimas.
Los objetivos de la OTAN son probablemente otros. Los líderes de la alianza atlántica han mencionado repetidamente el derrocamiento del «régimen» de Muammar Gadafi, o sea la eliminación física del «hermano Guía».Los medios occidentales hablan de «deserciones masivas» de los cuadros de Trípoli para unirse a la causa de los sublevados de Benghazi, pero no logran citar nombres, exceptuando los de personajes políticos conocidos desde hace mucho como favorables a un acercamiento a Washington, como el ex ministro de Relaciones Exteriores Mussa Kussa.
La opinión pública internacional está siendo objeto de una intensa campaña de desinformación. Washington ordenó la interrupción de las transmisiones de la televisión libia a través del satélite ArabSat, a pesar de que Libia es accionista de ese satélite. El Departamento de Estado no tardará en hacer lo mismo con el satélite NileSat.
En lo que constituye una flagrante violación de sus compromisos internacionales, Washington negó la solicitud de visa del nuevo representante de Libia ante la ONU. El nuevo representante de Trípoli se ve así privado de la posibilidad de ir a Nueva York para expresar el punto de vista del gobierno de Libia mientras que su predecesor, que decidió pasarse al Consejo Nacional de Transición creado en Benghazi, sigue ocupando el escaño de Yamahiria.
Estas maniobras que ahogan la voz de Trípoli facilitan a la vez la difusión de cualquier falacia sobre Libia sin que los interesados tengan la posibilidad de desmentirla.
No es por lo tanto sorprendente que, vistos desde Trípoli, desde donde escribo este artículo, los comunicados de la OTAN y las disposiciones de la Corte Penal Internacional parezcan irreales. La calma reina en el oeste de Libia. En cualquier momento, las sirenas anuncian la llegada de los bombarderos o de los misiles. Es inútil correr hacia los refugios, por un lado porque hay muy poco tiempo para ello, y por otro lado simplemente porque no hay refugios.
Los bombardeos son de una extrema precisión. Las municiones teledirigidas alcanzan los edificios designados como blanco e incluso las habitaciones ya designadas como blanco dentro de esos edificios. Sin embargo, durante la etapa de vuelo la OTAN pierde el control de alrededor de uno de cada 10 misiles. Esos artefactos caen entonces en cualquier lugar de la ciudad, sembrando la muerte al azar.
Si bien una parte de los blancos de la OTAN son de carácter «militar», como cuarteles y bases, la mayor parte son en realidad «estratégicos», o sea de importancia económica.
La OTAN ha bombardeado, por ejemplo, la imprenta encargada de emitir la moneda libia, una instalación civil encargada de fabricar los dinares. Comandos de la OTAN han saboteado también fábricas que hacían la competencia a las industrias de los miembros de la coalición. Otros blancos son llamados «sicológicos».
El objetivo es herir en carne propia a los dirigentes políticos y los responsables de la seguridad masacrando a sus familias. En esos casos, los misiles se dirigen a las habitaciones privadas, específicamente a las que sirven de dormitorio a los hijos de los dirigentes.
En la capital y en la costa, el ambiente se siente cargado.
Pero la población se mantiene unida. Los libios subrayan que ninguno de sus problemas internos justifica que se recurra a la guerra. Hablan de reclamos sociales y de problemas regionales, como los que existen en los países europeos, nada que conlleve al desgarramiento de las familias que se ha producido como resultado de la división territorial que se está imponiendo a su país.
Ante los ataques de la OTAN, decenas de miles de burgueses acomodados han buscado refugio en los países limítrofes, sobre todo en Túnez, dejando a los pobres a cargo de la defensa de la patria en la que amasaron sus riquezas. Numerosos establecimientos comerciales permanecen cerrados, sin que se sepa si el cierre se debe a problemas de aprovisionamiento o a la huida de sus propietarios.
Al igual que en Siria, la mayoría de los opositores políticos han cerrado filas junto al gobierno en aras de garantizar la integridad del país frente a la agresión extranjera. Anónimos e invisibles, algunos libios informan sin embargo a la OTAN sobre la localización de los blancos. En el pasado, sus antecesores recibían con los brazos abiertos a las tropas colonialistas de Italia. Hoy corean, junto a sus homólogos de Benghazi: «1, 2, 3, ¡viene Sarkozy!» Cada pueblo tiene sus traidores.
Las atrocidades cometidas en Cirenaica por los mercenarios del príncipe Bandar [de Arabia Saudita] acabaron convenciendo a muchos indecisos. La televisión muestra constantemente imágenes de los crímenes perpetrados en Libia por los líderes de Al-Qaeda, algunos de ellos liberados directamente de Guantánamo para luchar del lado de Estados Unidos. Son espantosas imágenes de mutilaciones y linchamientos perpetrados en ciudades convertidas en emiratos islamistas, como en Afganistán e Irak, por individuos deshumanizados por las torturas a las que ellos mismos fueron sometidos y excitados por los efectos de poderosas drogas. No es necesario ser un viejo partidario de la revolución de Gadafi para apoyarla hoy ante los horrores que están cometiendo los yihadistas en las «zonas liberadas» por la alianza atlántica.
Nada de lo que hemos podido ver en el oeste [de Libia] demuestra la existencia de una revuelta o de una guerra civil. En todas las carreteras, las autoridades han instalado puntos de control cada 2 kilómetros. Los automovilistas se someten pacientemente a los controles e incluso se mantienen atentos para descubrir ellos mismos posibles elementos infiltrados por la OTAN.
Si nos atenemos a la resolución 1973 del Consejo de Seguridad, la llamada coalición de Estados voluntarios estaría tratando de instaurar una zona de exclusión aérea para impedir que las tropas del tirano asesinen a su propio pueblo. Sin embargo, los informes iniciales que afirmaban que la fuerza aérea libia estaba bombardeando ciudades que se habían sublevado contra el poder de Trípoli nunca han sido confirmados, a pesar de que la Corte Penal Internacional los considera dignos de crédito. Lo que sí es cierto es que las acciones de la OTAN han ido mucho más allá del establecimiento de una zona de exclusión aérea y se han convertido en una campaña de destrucción sistemática contra las fuerzas armadas nacionales y todas sus unidades aéreas, terrestres y marítimas.
Los objetivos de la OTAN son probablemente otros. Los líderes de la alianza atlántica han mencionado repetidamente el derrocamiento del «régimen» de Muammar Gadafi, o sea la eliminación física del «hermano Guía».Los medios occidentales hablan de «deserciones masivas» de los cuadros de Trípoli para unirse a la causa de los sublevados de Benghazi, pero no logran citar nombres, exceptuando los de personajes políticos conocidos desde hace mucho como favorables a un acercamiento a Washington, como el ex ministro de Relaciones Exteriores Mussa Kussa.
La opinión pública internacional está siendo objeto de una intensa campaña de desinformación. Washington ordenó la interrupción de las transmisiones de la televisión libia a través del satélite ArabSat, a pesar de que Libia es accionista de ese satélite. El Departamento de Estado no tardará en hacer lo mismo con el satélite NileSat.
En lo que constituye una flagrante violación de sus compromisos internacionales, Washington negó la solicitud de visa del nuevo representante de Libia ante la ONU. El nuevo representante de Trípoli se ve así privado de la posibilidad de ir a Nueva York para expresar el punto de vista del gobierno de Libia mientras que su predecesor, que decidió pasarse al Consejo Nacional de Transición creado en Benghazi, sigue ocupando el escaño de Yamahiria.
Estas maniobras que ahogan la voz de Trípoli facilitan a la vez la difusión de cualquier falacia sobre Libia sin que los interesados tengan la posibilidad de desmentirla.
No es por lo tanto sorprendente que, vistos desde Trípoli, desde donde escribo este artículo, los comunicados de la OTAN y las disposiciones de la Corte Penal Internacional parezcan irreales. La calma reina en el oeste de Libia. En cualquier momento, las sirenas anuncian la llegada de los bombarderos o de los misiles. Es inútil correr hacia los refugios, por un lado porque hay muy poco tiempo para ello, y por otro lado simplemente porque no hay refugios.
Los bombardeos son de una extrema precisión. Las municiones teledirigidas alcanzan los edificios designados como blanco e incluso las habitaciones ya designadas como blanco dentro de esos edificios. Sin embargo, durante la etapa de vuelo la OTAN pierde el control de alrededor de uno de cada 10 misiles. Esos artefactos caen entonces en cualquier lugar de la ciudad, sembrando la muerte al azar.
Si bien una parte de los blancos de la OTAN son de carácter «militar», como cuarteles y bases, la mayor parte son en realidad «estratégicos», o sea de importancia económica.
La OTAN ha bombardeado, por ejemplo, la imprenta encargada de emitir la moneda libia, una instalación civil encargada de fabricar los dinares. Comandos de la OTAN han saboteado también fábricas que hacían la competencia a las industrias de los miembros de la coalición. Otros blancos son llamados «sicológicos».
El objetivo es herir en carne propia a los dirigentes políticos y los responsables de la seguridad masacrando a sus familias. En esos casos, los misiles se dirigen a las habitaciones privadas, específicamente a las que sirven de dormitorio a los hijos de los dirigentes.
En la capital y en la costa, el ambiente se siente cargado.
Pero la población se mantiene unida. Los libios subrayan que ninguno de sus problemas internos justifica que se recurra a la guerra. Hablan de reclamos sociales y de problemas regionales, como los que existen en los países europeos, nada que conlleve al desgarramiento de las familias que se ha producido como resultado de la división territorial que se está imponiendo a su país.
Ante los ataques de la OTAN, decenas de miles de burgueses acomodados han buscado refugio en los países limítrofes, sobre todo en Túnez, dejando a los pobres a cargo de la defensa de la patria en la que amasaron sus riquezas. Numerosos establecimientos comerciales permanecen cerrados, sin que se sepa si el cierre se debe a problemas de aprovisionamiento o a la huida de sus propietarios.
Al igual que en Siria, la mayoría de los opositores políticos han cerrado filas junto al gobierno en aras de garantizar la integridad del país frente a la agresión extranjera. Anónimos e invisibles, algunos libios informan sin embargo a la OTAN sobre la localización de los blancos. En el pasado, sus antecesores recibían con los brazos abiertos a las tropas colonialistas de Italia. Hoy corean, junto a sus homólogos de Benghazi: «1, 2, 3, ¡viene Sarkozy!» Cada pueblo tiene sus traidores.
Las atrocidades cometidas en Cirenaica por los mercenarios del príncipe Bandar [de Arabia Saudita] acabaron convenciendo a muchos indecisos. La televisión muestra constantemente imágenes de los crímenes perpetrados en Libia por los líderes de Al-Qaeda, algunos de ellos liberados directamente de Guantánamo para luchar del lado de Estados Unidos. Son espantosas imágenes de mutilaciones y linchamientos perpetrados en ciudades convertidas en emiratos islamistas, como en Afganistán e Irak, por individuos deshumanizados por las torturas a las que ellos mismos fueron sometidos y excitados por los efectos de poderosas drogas. No es necesario ser un viejo partidario de la revolución de Gadafi para apoyarla hoy ante los horrores que están cometiendo los yihadistas en las «zonas liberadas» por la alianza atlántica.
Nada de lo que hemos podido ver en el oeste [de Libia] demuestra la existencia de una revuelta o de una guerra civil. En todas las carreteras, las autoridades han instalado puntos de control cada 2 kilómetros. Los automovilistas se someten pacientemente a los controles e incluso se mantienen atentos para descubrir ellos mismos posibles elementos infiltrados por la OTAN.
El coronel Gadafi está entregando armas a la población
Los civiles ya han recibido casi 2 millones de fusiles automáticos de asalto. El objetivo es que cada adulto, hombres y mujeres, pueda defender su casa. Los libios han entendido la lección iraquí. Sadam Husein basaba su autoridad en el partido Baas y el ejército, excluyendo a su pueblo de la vida política.
Al ser decapitado el partido y ante la deserción de unos cuantos generales, el Estado iraquí se derrumbó súbitamente, el país quedó sin capacidad de resistencia y se hundió en el caos. Libia, por su parte, está organizada según un original sistema de democracia participativa, comparable a las asambleas de Vermont [Estados Unidos]. Los libios son gente acostumbrada a que se les consulte y a asumir sus responsabilidades, lo cual implica que es perfectamente posible movilizarlos en masa.
Es sorprendente comprobar que las mujeres libias demuestran más determinación que los hombres en lo tocante a portar armas. Esto refleja el incremento, durante los últimos años, de la participación femenina en las asambleas populares, lo cual quizás refleja al mismo tiempo la indolencia que se había apoderado de los cuadros de este Estado socialista con un alto nivel de vida.
Todos están concientes de que el momento decisivo se producirá con el desembarco de las fuerzas terrestres de la OTAN, si se atreven a desembarcar. La estrategia de defensa está por lo tanto enteramente concebida en función de disuadir al enemigo mediante la movilización masiva de la población. Los soldados franceses, británicos y estadounidenses no serán recibidos aquí como liberadores sino como invasores colonialistas.
Tendrán que enfrentar una serie interminable de combates urbanos.
Los libios se preguntan cuáles son exactamente los móviles de la OTAN.
Me sorprende comprobar que es a menudo a través de la lectura de los artículos de la Red Voltaire, traducidos y publicados en numerosos sitios de Internet y en varios diarios impresos, que han tenido conocimiento de los verdaderos motivos [de la agresión]. Existe aquí, como en todas partes, un déficit de información sobre las relaciones internacionales. La gente está al corriente, y se enorgullece, de las iniciativas y realizaciones del gobierno a favor de la unidad africana y del desarrollo del Tercer Mundo. Pero ignora muchos aspectos de la política internacional y subestima la capacidad de destrucción del Imperio. La guerra siempre parece lejana, hasta que nos convertimos en blanco del agresor.
¿En qué consiste entonces el éxito que la OTAN anuncia como inminente?
Por el momento, Libia está divida en dos. En la región de Cirenaica se ha proclamado una República independiente –aunque lo que allí se prepara es la restauración de monarquía– que ya ha recibido el reconocimiento de varios Estados, comenzando por Francia. Aunque la nueva entidad está siendo gobernada de facto por la OTAN, oficialmente existe un misterioso Consejo Nacional de Transición, que no ha sido electo y cuya composición –si realmente existen sus miembros– se mantiene en secreto para que dichos miembros no tengan que responder por sus actos. Parte de los bienes libios en el exterior han sido congelados, pero están siendo administrados por los gobiernos occidentales, que están utilizándolos en su propio provecho.
Parte de la producción de petróleo está siendo comercializada en condiciones particularmente ventajosas para las compañías occidentales, que se están dando así un verdadero banquete. Quizás sea ese el famoso éxito: el pillaje colonial.
Con sus órdenes internacionales de arresto contra Muammar Gadafi, su hijo y el jefe de los servicios de inteligencia internos, la Corte Penal Internacional trata de presionar a los diplomáticos libios para obligarlos a dimitir. Todos y cada uno de ellos se ven así en peligro de verse acusados de «complicidad con crímenes contra la humanidad», si finalmente cayera la Yamahiria, y los que decidan dimitir dejarán una plaza vacante que Trípoli no podrá llenar. Las mencionadas órdenes de arresto son parte, por lo tanto, de una política de aislamiento contra Libia.
La Corte se está dedicando también a la propaganda de guerra. Calificó a Saif al-Islam de «primer ministro de facto», lo cual no es cierto pero da la impresión de [que existe en Libia] un régimen familiar. Una vez más aparece aquí el principio de inversión de valores típico de la propaganda estadounidense. Los sublevados de Benghazi agitan la bandera de la monarquía Sanusi y el aspirante al trono está a la espera de su momento en Londres, pero nos presentan a la democracia participativa como un régimen dinástico.
Al llegar a los primeros 100 días, los comunicados de la OTAN no logran ocultar la decepción. Con excepción la región de Cirenaica, los libios no se han sublevado contra el «régimen». No se vislumbra una solución militar.
La única posibilidad que tiene la OTAN de salir de este asunto con la frente alta y sin muchas pérdidas sería conformarse con la división del país.
Benghazi se convertiría entonces en una especie de Camp Bondsteel, la megabase militar estadounidense en Europa que ha logrado obtener la categoría de Estado independiente bajo el nombre de Kosovo. La región de Cirenaica sería la base militar que el AfriCom necesita para controlar el continente africano.
Supongo que estas observaciones constituyen una sorpresa para el lector. En próximos artículos, la Red Voltaire retomará el tema con más detalles.
La masacre de Sorman
Red Voltaire. Thierry
Meyssan
Thierry Meyssan nos envía
un texto muy diferente a los que acostumbra a entregarnos. No se trata esta vez
del frío análisis de una situación geopolítica sino que nos relata hechos de
los que ha sido testigo. Nos narra la historia de su amigo Khaled K. Al-Hamedi,
una historia de sangre y de horror con la OTAN como protagonista del regreso a
la barbarie.
La International
Organization for Peace, Care and Relief (IOPCR) es una institución muy activa
en países como Argelia, Irán, Sudán y Palestina. Su trabajo consiste en
auxiliar a las víctimas de catástrofes y conflictos armados. Muchos
reconocimientos le ha valido su ejemplar acción en Gaza y Cisjordania.

En esta imagen, Khaled el-Hamedi recibe la medalla al valor de manos del primer ministro Ismail Haniyeh. También fue condecorado por Mahmud Abbas.

Era una fiesta familiar
como tantas otras que se celebran en Libia. Toda la familia se había reunido
para celebrar el tercer cumpleaños del pequeño Al-Khweldy. Sus abuelos, sus
hermanos y hermanas, sus primos y primas se agolpaban en la propiedad familiar
situada en Sorman, 70 kilómetros al oeste de la capital libia, un amplio
terreno donde los miembros de la familia habían ido construyendo sus casas, pequeñas,
sobrias, de un solo piso.
Sin lujos superfluos, en un
entorno caracterizado por la sencillez de la gente del desierto, rodeado de un
ambiente de calma y unión, el abuelo, el mariscal Al-Khweldy Al-Hamedi, criaba
sus pájaros. Es un héroe de la Revolución. Participó en el derrocamiento de la
monarquía y la liberación del país de la explotación colonial. Todos están
orgullosos de él. Su hijo, Khaled Al-Hamedi, presidente de la IOPCR, una de las
organizaciones humanitarias más importantes del mundo árabe, criaba ciervas en
aquel mismo lugar. Unos 30 niños correteaban y jugaban en medio de los
animales.
Los presentes estaban
inmersos también en los preparativos de la boda de Mohamed, hermano de Khaled,
que se encontraba en el frente luchando contra los mercenarios extranjeros
dirigidos por la OTAN. La ceremonia iba a celebrarse en aquel mismo lugar, unos
días más tarde. La novia se veía radiante.
Nadie se percató de que,
entre los invitados, se había infiltrado un espía. Parecía estar enviando
mensajes a sus amigos a través de Twitter. En realidad, había situado varios
dispositivos de referencia dentro de la propiedad y estaba utilizando la red
social para vincularlos al cuartel general de la OTAN.
Al día siguiente, en la
noche del 19 al 20 de junio de 2011, hacia las 2:30 de la mañana, Khaled está
regresando a su casa después de haber visitado y prestado auxilio a grupos de
compatriotas que huían de los bombardeos de la OTAN. Se halla lo
suficientemente cerca de su casa como para oír el silbido de los misiles y las
explosiones.
La OTAN utilizó en total 8
misiles, de 900 kilogramos cada uno. El espía había situado en cada una de las
casas dispositivos que debían servir de guía a los misiles, precisamente en las
habitaciones de los niños. Los misiles cayeron en intervalos de unos pocos
segundos. Los abuelos tuvieron tiempo de salir de su casa, pero ya era tarde
para salvar a los hijos y los nietos. Cuando el último misil alcanzó su propia
casa, el mariscal tuvo el reflejo de proteger a su esposa con su cuerpo.
Acababan de pasar la puerta hacia el exterior y la onda expansiva los lanzó a
los dos a unos 15 metros del lugar de la explosión. Los dos sobrevivieron.

La casa de la familia Al-Hamedi, bombardeada por la OTAN. © Franklin Lamb / Red Voltaire

A su llegada, Khaled no
encuentra más que desolación. La mujer a la que tanto amó y que portaba un
nuevo hijo en su vientre había desaparecido. Sus hijos, por los que hubiese
estado dispuesto a hacer cualquier sacrificio, murieron despedazados por las
explosiones o aplastados por el derrumbe de los techos.
Cada una de las casas es
ahora un montón de ruinas. Doce cuerpos destrozados yacen bajo los escombros.
Varias ciervas alcanzadas por la metralla agonizan en su corral.
Los vecinos que corrieron
al lugar buscan en silencio algún signo de vida entre los escombros. Pero no
hay esperanza. Los niños no tenían la más mínima posibilidad de escapar al
impacto de los misiles. Logran recuperar el cadáver decapitado de un bebé. El
abuelo recita el Corán. Su voz es firme. No llora. El dolor es demasiado
profundo.
En Bruselas, los voceros de
la OTAN dicen haber bombardeado la sede de una milicia favorable a Kadhafi para
proteger a la población civil de la represión del tirano.
Nadie sabe cómo se
planificó aquello en el seno del Comité de Objetivos. Tampoco se sabe cómo
siguió el Estado Mayor el desarrollo de la operación. La OTAN, sus pulcros
generales y sus diplomáticos adeptos del pensamiento correcto decidieron
asesinar a los niños de las familias de los líderes libios como recurso
sicológico para quebrantar su resistencia.

Khaled Al-Hamedi ante las tumbas de sus hijos y de su esposa© Franklin Lamb / Red Voltaire

Desde el siglo XIII, los
teólogos y juristas europeos prohíben el asesinato de familias. Es este un
principio de base de la civilización cristiana. Sólo la mafia ha sido capaz de
ignorar ese tabú… la mafia y, ahora, la OTAN.
El 1º de julio, en momentos
en que 1,7 millones de personas participaban en Trípoli en una manifestación a
favor de la defensa de su país contra la agresión extranjera, Khaled se fue al
frente para socorrer a los heridos y refugiados. Varios francotiradores lo
estaban esperando y trataron de matarlo. Fue gravemente herido pero, según los
médicos, ya está fuera de peligro.
La OTAN no ha terminado su
trabajo sucio.
El bombardeo de la Universidad Al Fateh, Campus
B
Más “Intervención humanitaria” de la OTAN
Cynthia McKinney
Más “Intervención humanitaria” de la OTAN
Cynthia McKinney

Desde mi llegada a Trípoli para ver in situ las
consecuencias de las operaciones militares de la OTAN, me quedó claro que a
pesar del continuo silencio de la prensa internacional que está aquí, sobre el
terreno, en Libia, existe clara evidencia de que se han atacado objetivos
civiles y que civiles libios han resultado heridos y muertos. Este martes
por la mañana me llevaron desde mi hotel a través de la ciudad, pasando por el
animado tráfico hasta la Universidad Al Fateh. El 9 de junio, el decano
Ali Mansur estaba afuera en el aparcamiento. El cielo estaba de un azul claro
profundo. Las nubes blancas. Hinchadas y blancas. El decano Mansur estaba visiblemente
molesto. Parecía que algunos de los jóvenes del Campus B de la Universidad Al
Fateh se estaban peleando por las muchachas. Me explicó que los libios son de
sangre ardiente. Con un brillo en sus ojos, murmuró que las muchachas son
importantes para los jóvenes. Sí, era muy evidente hoy cuando me acercaba
al campus de la Universidad Al Fateh, al Campus B, conocido anteriormente como
Universidad Nasser. Bajo los árboles, sobre el césped mientras llegábamos a las
puertas del campus, pude ver a jóvenes hombres y mujeres conversando, hablando
por teléfonos móviles, caminando de uno a otro lado, reunidos, probablemente
hablando de las noticias más recientes del campus, lo que sea. Hoy, el campus
Al Fateh, estaba rebosando de vida. La vida estudiantil parecía vibrar. El
sentimiento y el ambiente de esta universidad no parece diferente de los de
cientos de universidades que he visitado en EE.UU. y por todo el
mundi. Los muchachos y las muchachas libios son como los nuestros. Mi hijo
se ajustaría fácilmente a la vida en esta universidad. El campus también
parecía vibrante. Las grúas por doquier indicaban un sólido programa de
construcción, a fin de agregar nuevos edificios para mejorar el entorno
educacional. A pesar del ruido de los estudiantes, el decano tenía todos los
motivos del mundo para sentirse feliz al ver que su universidad se agrandaba,
mejoraba y fortalecía. Me dijo que habían firmado un acuerdo con una
universidad británica para iniciar programas en inglés. No estudios de inglés,
subrayó el decano, sino todo un currículo enseñado en idioma inglés. Por
cierto, señaló, es una desilusión que todo eso se haya acabado. La
Universidad Al Fateh, Campus B, está formada por unos 10.000 estudiantes, 800
candidatos a maestría, y 18 estudiantes de doctorado, un personal de 220, 150
profesores ad hoc, 120 empleados. Tiene ocho auditorios, 19 salas
de clase, 4 salas de clase extra grandes. También tiene un campus rural en Al
Azizia donde aprenden 700 estudiantes y que forma parte del sistema
universitario. El decano Mansur se compara con un alcalde porque tiene tantas
responsabilidades en la dirección de una gran comunidad de estudiantes
empeñados en una vida académica rica y vibrante.El decano me dijo que la vida
en la universidad, y la suya personal, cambió para siempre en la tarde del
jueves 9 de junio de 2011. Recordó que la universidad abrió como siempre
cerca de las 8 de la mañana y debía cerrar por la noche a las 8 p.m.Había
pensado que el jueves 9 de junio sería un día normal, si no fuera por la pelea por
las muchachas que había llevado a que muchos de los estudiantes abandonaran el
campus porque no querían participar en las disputas. De modo que, afuera en el
aparcamiento del campus, el doctor Mansur me dijo que estaba preocupado
pensando en cómo encarar el problema disciplinario que le esperaba. Luego,
saliendo de la nada y de repente, oyó un fuerte ruido en el cielo. Dijo
que comenzó de la nada, un rugido fortísimo. Luego un sonido como un silbido de
alta frecuencia. Dijo que había mirado hacia el cielo y que apenas pudo creer
lo que véían sus ojos: apareció algo brillante en el cielo agitándose frente a
él. Dijo que se movía como un juego de atari o algo semejante. Se agitaba y
zigzagueaba por todo el cielo. Dijo que se quedó paralizado ante el objeto durante
lo que le parecieron minutos pero que en verdad solo habían sido
segundos. Aceleraba por el cielo subiendo, bajando y yendo hacia los lados
y luego, sin advertencia, se estrelló en el terreno cercano. Era un misil de la
OTAN. Trágicamente había encontrado su objetivo: La Universidad Fateh,
Campus B. El decano Mansur dijo que vio solo un misil, mucho fuego, muchos
colores diferentes por todas partes, y luego una inmensa columna de humo. Vio
un misil, pero escuchó lo que parecían ser muchas explosiones. Dijo que ya no
podía decir honestamente cuántas. El doctor Mansur dijo que la fuerza y el
choque de la explosión lo dejaron paralizado. Dijo que su corazón se detuvo un
momento. No tuvo miedo, solo estaba paralizado. No corrió; no se agazapó de
miedo; dijo que simplemente estaba estupefacto. La fuerza de la explosión
agrietó pozos de hormigón reforzado, rompió cientos de ventanas y derrumbó
numerosos techos en las salas de conferencias. Nadie sabe si fue un misil
crucero Tomahawk o una bomba guiada por láser mal dirigida, nadie lo
sabe. Sus primeros pensamientos fueron para sus miles de estudiantes de la
universidad y para sus tres hijos que estudian en ella. Después de
unos 30 minutos, la prensa libia llegó para ver lo que había sucedido. El presidente
de la Universidad y otros funcionarios de la institución llegaron todos. Pero
para sorpresa del doctor Mansur, nadie de la prensa internacional. ¿Y qué
vieron? Los medios vieron el amplio daño estructural en muchos de los
edificios, todas las ventanas reventadas en cada uno de los ocho auditorios.
Puertas arrancadas de sus bisagras. La biblioteca en ruinas. Libros y escombros
por todas partes. La mezquita del campus dañada. Vidrios amontonados.
Habían comenzado algunos intentos de limpieza. El doctor Mansur dice que
han mantenido la institución, en todos los sitios donde era practicable, en la
misma condición en la que quedó el día del ataque. Con la excepción del área de
clases principal en la que trabajan los estudiantes, que se limpió y se
rebautizará como complejo de auditorios Seif Al-Arab en memoria del hijo de
Muamar Gadafi asesinado el 30 de abril de 2011 en su casa por las bombas de la
OTAN. El jueves, los misiles de la OTAN. El viernes y el sábado se
consideran fin de semana aquí. El domingo, lunes y martes, los estudiantes
volvieron a sus aulas sin dejarse intimidar por las bombas. En muchas salas de
clase que vi hoy, los estudiantes estaban rindiendo sus exámenes finales entre
los escombros. Mientras caminaba por el campus, una voz varonil gritó y me habló
en árabe: “¿Dónde está Obama?” Buena pregunta, pensé. Siempre me he
preguntado si los políticos que envían regularmente a nuestros jóvenes hombres
y mujeres a la guerra y que bombardean regularmente a la gente pobre del mundo,
han estado, ellos mismos, en el blanco de un ataque de misiles crucero o si se
han colocado ellos y sus familias a merced de una bomba de uranio
empobrecido guiada por láser. Tal vez así sea, pero solo pensé que tal vez, si
hubieran experimentado de primera mano el horror de un ataque de la OTAN contra
un objetivo civil, podrían detenerse un momento y cuestionar la necesidad de
enviar a nuestras fuerzas armadas a atacar al pueblo de Libia. No quise
molestar a los estudiantes que se estaban examinando de modo que encontré a algunos
estudiantes parados afuera con quienes hablar. Les pregunté si tenían algo que
decirle al presidente Obama. Una profesora, respondió rápidamente y dijo:
“Trabajamos bajo el fuego: físico y psicológico”. Un estudiante dijo que el
presidente Obama debería “Liberar Palestina y dejar tranquila a Libia”. Siguió
diciendo: “Somos una sola familia”. Más al respecto después, pero
brevemente, cada libio es miembro de una tribu y cada tribu se gobierna y
selecciona a sus dirigentes; esos dirigentes de todas las tribus luego
seleccionan a los suyos, y así sigue hasta que queda un dirigente de todas las
tribus de Libia. Encontré a ese líder tribal ayer en otra parte de Trípoli y me
dicen que es el verdadero líder de este país. Preside el Consejo Tribal que
constituye el verdadero órgano de decisión política de Libia. De modo que
cuando el joven dijo “Somos una sola familia”, es realmente verdad. El
doctor Mansur, formado en EE.UU., habló con cariño de su estadía en EE.UU. y de
los muchos amigos que hizo en ese país. Está orgulloso de sus estudiantes y de
la riqueza de la vida de la comunidad universitaria. Era exactamente como
cualquier decano universitario en EE.UU. Pienso que Dios intervino el
jueves 9 de junio de 2011. El día que cayó el misil, no murió un solo
estudiante. Podría haber sido fácilmente diferente. Podría haber sido una
catástrofe, que hubiera costado las vidas de cientos de adolescentes. Me
dicen que en el área circundante, en las afueras de la universidad, otros no
fueron tan afortunados. Dicen que hubo muertos en las casas cercanas. Hay
algo extraño con respecto a la guerra. Los que la causan se vuelven
inconscientes y alejados de sus consecuencias; parecen felices al infligir daño
a otros y se insensibilizan ante sus consecuencias, mientras las víctimas de la
guerra buscan un camino para normalizar lo anormal y vivir bajo la constante
amenaza de muerte y destrucción. Después de visitar Trípoli, me opongo a
la guerra más que nunca. Los estudiantes de la Universidad Al Fateh
continúan sus estudios a pesar del cerco que sufre su país. Y, ¡oh!, ¿ese
segundo grupo de estudiantes con el que hablé por azar? Les pregunté cuánto
pagan de matrícula. Me miraron desconcertados después de la traducción. Les
pregunté cuánto pagan por sus libros. De nuevo, las mismas caras
desconcertadas. La matrícula en la Universidad Al Fateh es de 16 dinares por
año –unos 9 dólares-. Y debido al embargo de la OTAN sobre las importaciones de
gasolina, la escuela ha iniciado 10 líneas gratuitas de autobús a sus áreas
vecinas a fin de asegurar que los estudiantes puedan llegar a la escuela,
gratis. Les dije que yo misma estaba a punto de entrar a un programa de
doctorado en EE.UU. y que para la matrícula y los libros necesitaré decenas de
miles de dólares. Les conté que mi prima está endeudada en 100.000 dólares
porque fue a las universidades que escogió y obtuvo una maestría. Me
dijeron: “Agradecemos a Muamar Gadafi. Porque gracias a Muamar Gadafi tenemos
educación gratuita. ¡Allah, Muamar, Libya obes!” Bueno, en cuanto a la
OTAN, sigue aferrándose a la quimera de que sus ataques son solo contra
objetivos militares y que la suya es una “intervención
humanitaria”. Todavía sigo esperando encontrar evidencia en algún sitio
del mundo de que el bombardeo desde el aire de pobres poblaciones civiles del
Tercer Mundo es bueno para sus derechos a voto, democracia, atención médica,
educación, asistencia social, deuda nacional, y para mejorar los ingresos
personales y la distribución de la riqueza. Me parece obvio que los problemas
complejos de la vida requieren una intervención más compleja que la que puede
suministrar un misil crucero.
Fotos del Bombardeo por la OTAN de la Universidad Nasser de Tripoli
En el Bombardeo por la OTAN de la Universidad Nasser de Tripoli los estudiantes no tuvieron tanta suerte. Aquí si hubo víctimas como lo muestran estas fotografías tomadas por Mohammed Al-Alam, estudiante de la universidad Nasser de Trípoli, y transmitidas al autor.





Objetivos del "bombardeo
humanitario" de Libia: Muerte y destrucción
Nota:
Este artículo esta escrito tras los primeros bombardeos
El bombardeo de civiles
El objetivo no es ir al rescate de civiles. Todo lo
contrario. Se han preseleccionado blancos de ataque militares y civiles. Las
bajas civiles son intencionales. No son el resultado de "daños
colaterales". Hubo reportes confirmando que se han bombardeado hospitales,
aeropuertos civiles y edificios gubernamentales.Horas después de los ataques
aéreos un funcionario de salud del gobierno libio dijo que "la cifra de
muertos por los bombardeos occidentales subió a 64 el domingo después de que
fallecieran algunos heridos". El número de heridos era de alrededor de 150
(Montreal Gazette, Gadhafi hurls defiance as allied forces strike
Libya, 19 de marzo, 2011). La cifra de muertos a causa de los
bombardeos aéreos y ataques con misiles (24 de marzo) es de alrededor de 100
civiles, según fuentes del gobierno libio (UN Chief Expects Int'l
Community to Avoid Civilian Casualties in Libya, 25 de marzo, 2011).
Desinformación de los medios Las
muertes causadas por los ataques con misiles y por los bombardeos aéreos de
EE.UU.-OTAN se han desmentido o ignorado como "daños colaterales".
Según el Secretario de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, William Hague,
una guerra humanitaria moderna no produce la muerte de civiles, proposición
totalmente absurda:"Esta operación ha estado haciendo lo que se suponía
que debía hacer, proteger a la población civil de Libia y no hay evidencia
confirmada de la muerte de ningún civil causada por los ataques de la coalición
contra el régimen de Gadafi" (British Foreign Secretary William Hague, No
evidence of civilian casualties in Libya strikes: UK | Reuters, 25 de marzo,
2011)El Secretario de Defensa de EE.UU. Robert Gates confirma que: "La
coalición hace un gran esfuerzo para evitar la muerte de civiles y la mayoría
de los ataques van dirigidos a blancos alejados de las áreas pobladas".El
fin de la campaña de desinformación de los medios es encubrir descaradamente la
muerte de civiles. Los reportes de los medios occidentales de las bajas son
extremadamente indirectos. Los misiles Tomahawk y los bombardeos aéreos se
presentan como instrumentos de paz y democracia; que no matan a la población
civil.Sin esta campaña de desinformación, la legitimidad de las operaciones
militares colapsaría como un mazo de naipes.Cientos de personas se congregaron en
un funeral en Libia, y esto se rotuló como una acción propagandística de
Gadafi. El funeral era falso, según los reportes occidentales. Se presentó
como una "puesta en escena".De acuerdo con uno de los reportes:
"Los hombres rezan por gente que supuestamente murió en los bombardeos
aéreos. Pero no queda claro quienes están en los féretros"
(Véase Civilian Casualties in Question at Tripoli Funeral - WSJ.com, 24 de
marzo, 2011, In Libya, coffins carry a mystery, SMH, 26 de marzo, 2011).
Los bombardeos humanitarios y la responsabilidad de
proteger El propósito de estos bombardeos es la destrucción
de las instituciones del país, su base productiva. A esto llaman
"bombardeo humanitario". Se usa como justificación el concepto de
"Responsabilidad de proteger". Las instalaciones generadoras de
energía, los puentes, las carreteras, los hospitales, las estaciones de
televisión, los edificios gubernamentales, las fábricas se designan
"blancos estratégicos".Un reporte (no confirmado) de fuentes libias
dice que bombardearon dos hospitales y una clínica:"Atacaron los
hospitales Al-Tajura y Saladin en Ain Zara. La clínica que bombardearon se
halla cerca de Trípoli, la capital de Libia. No sólo se trata de edificios
civiles, sino que además se hallan alejados de la zona de combate."También
sufrieron ataques algunos aeropuertos civiles en diferentes partes de Libia.
(Mahdi Darius Nazemroaya,Breaking News: Libyan Hospitals Attacked. Libyan
Source: Three French Jets Downed, Global Research, 19 de marzo,
2011).En el caso de ataques a hospitales, las bombas "inteligentes"
fueron extremadamente precisas. El Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia
acusó a la coalición militar occidental de llevar adelante una campaña de
bombardeos indiscriminados. (Metro - Russia: Stop 'indiscriminate' bombing of
Libya, March 19, 2011)Los medios occidentales seguirán sosteniendo sin
variaciones que las fuerzas de Gadafi bombardean los hospitales del país, sin
aportar ninguna prueba.Hay indicios de que los hospitales están incluidos en la
lista de objetivos a atacar. A los aviones canadienses CF-18 les asignaron
blancos civiles específicos. Los pilotos decidieron regresar a la base sin
atacar el objetivo preseleccionado, que fue identificado como un aeropuerto
civil. Según los reportes de prensa, estaba al lado de un hospital: "Dijo
Lawson que la acción no respondió a ningún riesgo para los aviones CF-18 sino
que los pilotos trataron de evitar el daño potencial a civiles o a
infraestructuras importantes como hospitales" (CTV Calgary- Canadian
pilots abort bombing over risk to civilians - CTV News, 23 de marzo, 2011,
énfasis agregado por el autor)Se ha invitado a la opinión pública a apoyar sin
condiciones un nuevo escenario de guerra en el Norte de África. La llamada
comunidad internacional ha logrado construir un consenso a través de la
propaganda mediática.La "responsabilidad de proteger" ha recibido el
apoyo de organizaciones de la sociedad civil y de las ONG. Muchos sectores de
la izquierda progresista apoyan los bombardeos a Libia como un medio para
conseguir la democracia, sin siquiera analizar la naturaleza y composición de
la rebelión.Aquellos que se expresan contra la "zona de exclusión
aérea" decretada por EE.UU.-OTAN son catalogados de inmediato como
"apologistas de Gadafi".
El modelo yugoslavo de "bombardeo
humanitario"El bombardeo humanitario es parte de un proceso
histórico. Es parte del planeamiento militar.La campaña del "bombardeo
humanitario" de Libia es un componente integral de la estrategia militar
que consiste en destruir la infraestructura civil del país. Se ha hecho
siguiendo el modelo usado previamente en otros sitios, incluyendo el bombardeo
de Yugoslavia en 1999 y la campaña militar contra Irak en 2003.Cuando
bombardearon Yugoslavia en 1999, puentes, centrales energéticas, escuelas y
hospitales fueron designados como "blancos legítimos de ataque" por
el Centro Combinado de Operaciones Aéreas (CAOC según sus siglas en inglés) de
la OTAN en Vincenza, Italia, y cuidadosamente "convalidados antes del
lanzamiento del ataque". En Libia se está aplicando el mismo
procedimiento: los objetivos militares y civiles se aprueban con anticipación.
Los pilotos no siempre saben el carácter preciso del objetivo.En 1999 el
hospital infantil ubicado en el área de la embajada fue el objetivo de un ataque
aéreo. Había sido identificado por los militares a cargo del plan como un
blanco estratégico.La OTAN reconoció su autoría pero insistiendo que era para
"salvar las vidas" de los recién nacidos. No bombardearon la sección
del hospital donde se hallaban los bebés sino que atacaron la parte adonde
estaban los generadores eléctricos, lo que interrumpió el suministro eléctrico
de las incubadoras. Esto significó que todo el hospital quedó inhabilitado y
muchos niños murieron.Visité el hospital un año después del bombardeo de junio
de 2002 y vi con mis propios ojos lo que habían hecho con la mayor precisión.
Estos son crímenes de guerra cometidos con la tecnología militar más avanzada,
con las llamadas "bombas inteligentes".En Yugoslavia, la población
civil fue el objetivo de los ataques: hospitales, aeropuertos, edificios
gubernamentales, fábricas, infraestructura, sin mencionar las iglesias del
siglo XVII y los sitios históricos y culturales que forman parte del patrimonio
del país.El diabólico propósito de desencadenar una catástrofe en el medio
ambiente de la cuenca del río Danubio figuraba en el plan. La OTAN atacó la
planta petroquímica de Pancevo, cerca de Belgrado. El objetivo no era solamente
destruir la planta sino también desencadenar una catástrofe ambiental. ¿Cómo lo
hicieron?"Un generador térmico de imágenes desde un satélite espía o un
avión puede detectar radiación infrarroja emitida desde cualquier objeto que se
encuentre en la planta petroquímica y convierte esa lectura en una imagen de
alta resolución o fotografía... En palabras de un vocero del Pentágono,
"toma una fotografía desde una gran altitud, la emite a un receptor, en
Estados Unidos, donde se analiza rápidamente". Y desde allí, "la
información de los blancos correctos" se retransmite a la CAOC en
Vincenza, que a su vez la envía a la gente en la cabina".Las "bombas
inteligentes" no son tontas, van adonde les dicen que vayan. La OTAN
ha identificado detalladamente los contenedores, tanques y depósitos que
contienen materiales tóxicos. De acuerdo con lo manifestado por el director de
la planta petroquímica, la OTAN no hizo blanco en ningún contenedor vacío:
"Esto no fue accidental; escogieron como blancos los contenedores llenos y
los químicos se derramaron en el canal que desemboca en el Danubio..."
Cuando las "bombas inteligentes" dieron en sus blancos letales en
Pancevo, liberaron fluidos y gases tóxicos en la atmósfera, el agua y el suelo.
"Hubo una fuga de más de mil toneladas de bicloruro de etileno del
complejo petroquímico de Poncevo hacia el Danubio (a través del canal que
comunica la planta con el río). También se derramaron más de mil toneladas de
hidróxido de sodio. Y cerca de mil toneladas de cloruro de hidrógeno pasaron de
Pancevo al río Danubio." (Michel
Chossudovsky, NATO Willfully Triggered an Environmental Catastrophe In
Yugoslavia, Global Research, 11 de abril, 2004) Véase Michel
Chossudovsky, NATO Willfully Triggered an Environmental Catastrophe In
Yugoslavia, Global Research, 11 de abril, 2004.
que buen post... Lo que jamas veremos en las noticias de la television... !Adelante con la lucha! Saludos
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